




Antropogeografía, Espacios de la maravilla, Psicotopología, Visionary environments, Zonas Autonomas...
Urville tiene 11.820.257 habitantes. La mayor ciudad de Francia y de Europa.
"He estado pintando desde los 5 años y siempre he sido un apasionado de las ciudades y los aeroplanos. En 1984 empecé a interesarme en el diseño de una ciudad imaginaria. La llame Urville. El nombre vino, de entre otras influencias, de Dumont d'Urville; el científico francés con base en los territorios franceses de la Antártida. Pero también del latin urbs, urbis, un pueblo, que en un principio fue tan solo una coincidencia.
Desde entonces he estado pintando diferentes vistas de la ciudad y compilando para mi una descripción histórica, geográfica, cultural y económica. La imaginaba como si fuera real. En Mayo del año 2000, Chantal, mi madre, me sugirió que escribiera una descripción para cada uno de los dibujos que había realizado.
Este libro es una guía ilustrada a Urville..."
En una pequeña isla de la Micronesia, llamada Pingelap, 57 de sus 700 habitantes ven la vida en blanco y negro. Son totalmente ciegos al color desde su nacimiento. La causa es una alteración genética, llamada acromatopsia, que se transmite de padres a hijos, y que, fuera de la isla, es muy rara. Se estima que afecta sólo a una de cada 30.000 personas. La peculiar historia y la situación de Pingelap explican que hoy haya un número tan disparatado de afectados en la isla (cerca del 10% padece esta ceguera al color y el 30% es portador de la mutación).
Se cuenta que hacia 1775, el tifón Lengkieki mató al 90% de los habitantes de Pingelap. La hambruna que siguió a este desastre natural aniquiló a unos cuantos más y sólo quedó un puñado, unas 20 personas, para repoblar la isla. Se cree que uno de ellos es el antepasado común de los actuales afectados por esta alteración. El aislamiento y la endogamia hicieron que, al cabo de unas pocas generaciones, la acromatopsia estuviese extendida por toda la población.
La isla de los ciegos al color - Oliver Sacks
La existencia de tanta maldad y crueldad hizo a Stevenson dudar de la existencia de dios. Todas sus dudas se juntaron cuando por vez primera se encontro con un leproso. Los leprosos no solamente sufrian una condicion fisica dolorosa sino un tratamiento duro y cruel. Como puede Dios permitir tanto sufrimiento y crueldad?
Ver este lugar de lastima infinita
El brazo podrido, la cara distorsionada,
El inocente sonriendo a su castigo
El necio fue tentado a negar a Dios.
Pese a que Culión fue declarada libre de lepra en 1988, algunos de los pacientes más ancianos no fueron reclamados por sus familias y por caridad se les permitió quedarse en una pequeña habitación del antiguo sanitario, ahora reconvertido en un moderno hospital, ha explicado su director, el doctor Valeriano López. Otros están alojados en domicilios particulares, al cuidado de familiares o vecinos. Dado que ya no se les considera una amenaza sanitaria, se les deja incluso salir a la calle, algo impensable cuando se estableció la colonia.
A mediados de los años 20, hasta 16.000 infectados, atendidos por sólo mil médicos, enfermeros y monjas, ocuparon las precarias e insalubres instalaciones, donde fueron sometidos a un sinfín de tratamientos experimentales para intentar hallar una cura a su mal. Situada en un antiguo fuerte militar en la parte más alta de la isla y rodeada por altas vallas electrificadas, la leprosería se convirtió en un símbolo del rechazo social a la enfermedad.
Castigo divino
Antes de que llegaran los colonizadores españoles, los indígenas filipinos ya conocían la lepra, que consideraban un castigo divino y combatían a través de remedios artesanales tan crueles como enterrar hasta el cuello a los leprosos en agujeros llenos de hojas secas o hacerlos permanecer en remojo en intestinos de vaca. En el siglo XVII, misioneros castellanos que querían poner fin a estas prácticas inhumanas abrieron las primeras leproserías en Manila y Cebú, de donde procedía la mayoría de los infectados. Desconcertadas por la ausencia de una cura, las autoridades coloniales ignoraron sistemáticamente el problema, hasta que en 1898 España perdió todos sus dominios en ultramar y Filipinas pasó a ser administrada por Estados Unidos.
Alarmados por el riesgo sanitario de unos 4.000 leprosos vagando por el archipiélago, los estadounidenses decidieron establecer al norte de la región de Palawan una colonia a imagen y semejanza de otra que ya funcionaba con éxito en la isla de Molokai, en Hawai. En 1906, comenzaron a aterrizar en Culión los primeros grupos de leprosos, y un año después se aprobó una ley que instaba a las fuerzas de seguridad a detener a cualquier persona sospechosa de padecer la lepra. Todos los diagnósticos positivos eran enviados a la colonia, cuya población empezó a crecer de forma vertiginosa, hasta llegar en 1925 a la cifra de 16.138 internos, la mayor de cualquier leprosería del planeta.
Los estragos de la Segunda Guerra Mundial
La II Guerra Mundial y la invasión japonesa marcaron el momento más duro para la leprosería, pues las fuerzas niponas cortaron el flujo de provisiones, y en 1944 más de 2.000 internos murieron por falta de alimento. Desde la liberación y durante las siguientes décadas, la colonia vivió un continuo éxodo de pacientes, hasta que a la caída del régimen de Ferdinand Marcos, se optó por crear una fundación para estudiar la enfermedad. En 1988, el Gobierno filipino declaró a Culión libre de lepra, lo que permitió a sus habitantes votar por primera vez en unas elecciones.
LA CASA NEGRA - Forough Farrokhzad:
http://www.youtube.com/watch?v=ZQz5FY-zXBQ&hl=es
http://www.youtube.com/watch?v=ujuP248YJYk&feature=related